Hola Diego.
Me parece muy bien que no te haya gustado el juego de las 7 diferencias, por lo
menos sé tus gustos. Es excelente que hayas adivinado la adivinanza, espero que
no hicieses trampas.
Bueno Diego y, ¿Qué pasa con la actividad en la que me tenías que contar si te
gustaban o no las asignaturas?
Diego si te mando una actividad por favor hazla. Estoy muy contenta de que
mires todas mis entradas y que te preocupes en leerlas, pero estaría muy bien
que me hicieses esa actividad para la próxima vez que me escribas.
Y por último, te voy a dejar este ejercicio en el que deberás poner las tildes
en donde creas que corresponden. Te iba a mandar otra actividad más divertida
pero al ver que no me has hecho caso en todo lo que te he pedido te dejo esta
otra. Creo que a la próxima conseguirás que te ponga otra más entretenida.
Este texto es de Benito Pérez Galdós:
Tengo muy presente la fisonomía del clérigo, a quien vi muchas veces paseando
por la Ronda de Valencia con los hijos de su sobrina, y algunas cargado de una
voluminosa y pesada capa pluvial en no recuerdo que procesiones. Era delgado y
enjuto, como la fruta del algarrobo, la cara tan reseca y los carrillos tan
vacíos, que cuando chupaba un cigarro parecía que los flácidos labios se le metían
hasta la laringe; los ojos de ardilla, vivísimos y saltones, la estatura muy
alta, con mucha energía física, ágil y dispuesto para todo; de trato llano y
festivo, y costumbres tan puras como pueden serlo las de un ángel. Sabia muchos
cuentos y anécdotas mil, reales o inventadas, dicharachos de frailes, de
soldados, de monjas, de cazadores, de navegantes, y de todo ello solía esmaltar
su conversación, sin excluir el género picante siempre que no lo fuera con
exceso. Sabia tocar la guitarra, pero rarísima vez cogía en sus benditas manos
el profano instrumento, como no fuera en un arranque de inocente jovialidad
para dar gusto a sus sobrinas cuando tenían convidados de confianza.